Ah, sin duda. Hay que enamorarse de nuestros proyectos, pero no casarnos con ellos. Aquí no aplica la monogamia, ni la fidelidad eterna. Porque las empresas modernas son así, coquetas y poco comprometidas. Hoy nos hacen ojitos, pero mañana andan de facilotas por otros lados.
Una de las características que deseables en el emprendedor moderno es la flexibilidad, que implica entre otras cosas, saber dejar ir los proyectos que ya no darán más.
Total, como decía mi abuela cuando se refería a los amores perdidos: “Detrás de un autobús, siempre vendrá otro”.
Aunque cortita la reflexion es muy sabia.
De lo bueno poco, mi estimado Adrián